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El laberinto es una obsesión constante en la pintura de Sema Castro,  el predominio del círculo, así como la extrañeza de toda esa simbología vegetal que se desborda en sus obras, nos hablan de un reino interior, un mundo muy distinto al que conocemos.

 

Sobre las obras de Sema Castro, el experto en historia del arte moderno y contemporáneo, Arnauld Pierre señala que las formas que inundan las imágenes "nacen de la oscuridad primigenia, quizás desconocida. Una resonancia a los antiguos flamencos. Una no representación". En realidad, estas formas intentan configurar "rastros de algo aún por designar". Filtradas las imágenes en el soporte "como fluorescencias que surgen de la noche", aparecen desde la pantalla negra y se proyectan hacia el exterior. "Destellos y resplandores en un lugar revuelto y rizomas que se devoran a sí mismos.

 

Desde mediados de los ochenta Sema Castro tiene en su haber múltiples exposiciones colectivas en museos, ferias y otras convocatorias artísticas en Canarias, Madrid, Barcelona, Santander, Sevilla, Dakar, París y Nueva York, multiples ediciones de ARCO y a eventos como Scope Art Fair (Nueva York).

 

 

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